En sus cuentos, Andersen es sensible a la belleza y sabe otorgársela a los personajes y a las cosas así como a la naturaleza. Su desarrollado sentido de la observación le permite ofrecernos finas y precisas descripciones. Además, sus numerosos viajes le permiten situar sus relatos en escenarios muy ricos y variados. La naturaleza, por la que Andersen siente respeto y amor, es descrita de forma poética y, en ocasiones, esta dotada de un toque de lirismo romántico que coloca ante nuestros ojos imágenes evocadoras. Así ocurre en La Virgen de los hielos que comienza con una pormenorizada y sugerente descripción de Suiza.
Andersen nos ofrece también bellos retratos de personajes que se inscriben en la tradición poética del cuento como ocurre en La Pequeña Ondine. El autor suele introducir en escena a artistas (pintores, escultores o poetas) que están especializados en la belleza.
En Charmant, Hans Christian Andersen insiste en el hecho de que lo bello es importante pero no primordial : es la historia de un escultor que se casa con una joven muy bella con la que no tarda en aburrirse. Pronto va a sentirse seducido por una amiga de su esposa, sin belleza pero de vivo espíritu.
Andersen nos ofrece también bellos retratos de personajes que se inscriben en la tradición poética del cuento como ocurre en La Pequeña Ondine. El autor suele introducir en escena a artistas (pintores, escultores o poetas) que están especializados en la belleza.
En Charmant, Hans Christian Andersen insiste en el hecho de que lo bello es importante pero no primordial : es la historia de un escultor que se casa con una joven muy bella con la que no tarda en aburrirse. Pronto va a sentirse seducido por una amiga de su esposa, sin belleza pero de vivo espíritu.
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